El próximo 1 de julio comenzarán los ensayos de la primera línea férrea que unirá China con Tíbet. Hasta ahora el tren llegaba sólo hasta la ciudad de Golmud, fronteriza con el Tíbet, pero a partir de julio llegará hasta Lhasa. En total se han construido 1142 kilómetros atravesando la montaña de Kunlun y la de Tanggula. Casi mil kilómetros del ferrocarril estarán a más de 4.000 metros, con el punto más alto en 5.072 metros, unos 200 metros más alto que el ferrocarril peruano en los Andes, que era considerado hasta ahora el más alto del mundo. Se han construido más de 160 trenes diseñados para poder funcionar a estas alturas. Se espera que pueda alcanzar los 160 Km./hora de velocidad máxima aunque en los pasos más altos apenas superará los 80. El interior de los vagones tendrá un diseño estilo tibetano y los carteles electrónicos aparecerán en chino, tibetano e inglés. Así mismo, se han instalado dos sistemas de oxígeno, uno general en cada vagón y uno más específico para cada pasajero que tenga problemas con la altura.
Según informaron las autoridades chinas el próximo 1 de julio, comenzarán los ensayos con 4 trenes que saldrán de Pekín (Beijing), de Chengdu, de Xining, y de Shangai (Guangzhou) respectivamente.
Aunque según Pekín la construcción de esta compleja y tantas veces pospuesta infraestructura demuestra la determinación del gobierno chino de traer prosperidad a la gente tibetana y promover su economía no cabe duda que será una nueva traba al renacer de la cultura tibetana en un Tíbet cada vez chino. Por ello la numerosa comunidad tibetana en el exilio no ha dudado en manifestarse para así mostrar su disconformidad con esta iniciativa que aleja cada vez más el sueño de un Tíbet libre de la tirania china.
Según informaron las autoridades chinas el próximo 1 de julio, comenzarán los ensayos con 4 trenes que saldrán de Pekín (Beijing), de Chengdu, de Xining, y de Shangai (Guangzhou) respectivamente.
Aunque según Pekín la construcción de esta compleja y tantas veces pospuesta infraestructura demuestra la determinación del gobierno chino de traer prosperidad a la gente tibetana y promover su economía no cabe duda que será una nueva traba al renacer de la cultura tibetana en un Tíbet cada vez chino. Por ello la numerosa comunidad tibetana en el exilio no ha dudado en manifestarse para así mostrar su disconformidad con esta iniciativa que aleja cada vez más el sueño de un Tíbet libre de la tirania china.
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