
Sin embargo, buena parte de la administración y de los mandos del ejército son belgas, por lo que Lumumba decreta la africanización del ejército. Poco después, y con el apoyo de Bélgica, la provincia de Katanga, gobernada por Moïse Kapenda Tschombe, declara su independencia del resto del Congo iniciándose un conflicto, casi guerra civil. En septiembre de 1960, el presidente Joseph Kasa-Vubu destituye a Lumumba y a varios de sus ministros en una especie de golpe de estado y es arrestado. Poco después el famoso dictador Mobutu da un golpe de estado y se hace con el poder. A finales de año, y con el apoyo de la CIA es de nuevo arrestado cuando intentaba alcanzar Stanleyville donde tenía bastantes seguidores. El mismo día de su arresto fue ejecutado y sus restos se hacieron desaparecer con ácidos.
La desaparición de Lumumba fue muy lamentada por toda la comunidad de países No Alineados. Hasta el año pasado, en que tuvieron lugar unas elecciones libres, era el único dirigente político libremente elegido de la República Democrática del Congo. El asesinato de Lumumba permitió a las autoridades aplastar las revueltas antiimperialistas en el Congo e impidió el acercamiento a la URSS que Lumumba quería promover, siguiendo la estela de otros países que querían alejarse del poder de los gobiernos y empresas occidentales sobre Africa. Desde entonces, la República Democrática del Congo, uno de los países del mundo más ricos en recursos minerales y madereros, es a su vez uno de los más pobres. Esperemos que su recién nacida democracia permita un mejor reparto de la riqueza entre todos los habitantes del país.
Hoy Patrice E. Lumumba todavía está vivo en el recuerdo de muchos africanos como un revolucionario honesto y un ejemplo a seguir.
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