Donde se pueden ver...
Ver estas hermosas llamaradas celeste no es sólo una cuestión de situarse al norte del globo terráqueo. Contrariamente a lo que podría pensarse, las auroras no son más fuertes en el polo magnético, ya que la mayor actividad auroral se suele desplazar a unos 20 grados más o menos de este punto. Las auroras generalmente rodean al planeta en una banda más o menos circular generada al presionar el viento solar a la magnetosfera, consiguiendo que esta banda se abulte pareciéndose a un óvalo. Cuanto mayor es el viento más se extiende hacia el sur el ovalo auroral. Este “cinturón o anillo” suele tener en condiciones normales un radio de unos 2500 kilómetros y está centrado en el polo norte magnético, que no coincide con el polo norte geográfico, sino que se sitúa al norte de Canadá. Lo mismo ocurriría en el polo austral. Este capricho es en realidad bastante conveniente para los aspirantes a ver una aurora ya que significa que no debemos estar casi en los polos rodeados de osos polares y un océano helado bajo nuestros pies, sino que podemos verlas en lugares no tan remotos e inaccesibles. La zona más delgada del óvalo auroral se encuentra siempre en el lado diurno terrestre, es decir donde es de día, mientras que la parte más gruesa se localiza en la zona nocturna terrestre. Hay lugares en la Tierra que pueden verlas unas 200 o incluso 250 noches al año, en función del ciclo de manchas solares. Estas regiones están situadas en una región circular alrededor de los polos magnéticos norte y sur y entre 65 y 75 grados de latitud. Sin embargo, estos lugares están distribuidos alrededor de una banda ovalada que gira alrededor de la zona auroral. Todo el norte de Norteamérica, Islandia, sur de Groenlandia y Laponia (la parte norte de Finlandia, Noruega y Suecia) se incluyen también entre las zonas de mayor probabilidad de verlas. Sin embargo la remota Siberia se pierde muchas de las auroras debido a que el polo magnético está desplazado hacia la región opuesta del polo, hacia Canadá como decíamos antes. Una curiosidad es que la ubicación exacta del polo norte geomagnético varía, desplazándose unos 60 kilómetros cada año. En la actualidad se halla cerca de la isla de Ellesmere en el extremo norte casi deshabitado de Canadá y se dirige al norte hacia Rusia.
Si uno examina el cielo en busca de auroras, siempre hay que mirar hacia el horizonte norte, sobre todo cuando hay poca actividad o se está situado muy al sur. Con un poco de suerte, por encima del círculo polar ártico se pueden ver auroras boreales muchas noches sobre todo cerca del máximo solar que se produce, como hemos visto anteriormente, más o menos cada 11 años. Desde el sur de Escandinavia, los avistamientos se producirán sólo unas pocas veces al mes, mientras que en el centro de Europa apenas algo más que un par de veces al año, pero incluso se han sido vistas desde el mediterráneo, pero sólo unas pocas veces cada siglo. Se calcula que en la zona del ecuador puede verse una aurora cada 200 años. En España, es muy raro ver este fenómeno. La probabilidad es más o menos de una al año en el norte del país, pero casi nula conforme nos movemos hacia el sur. No obstante, en el último máximo solar del año 2000 se pudo ver una el 6 de abril en toda la costa levantina y los más mayores quizás recuerden una que se pudo ver incluso desde Andalucía en plena Guerra Civil en 1938.
En el hemisferio sur, si quitamos la inaccesible Antártida y parte del océano antártico, sólo se pueden vislumbrar, durante una tormenta, a partir de Tasmania y el sur de Nueva Zelanda. Las luces del norte y del sur se producen simultáneamente y son casi imágenes especulares una de otra aunque menos activas las segundas.
En el centro y norte de Alaska (Fairbanks, Barrow, Fort Yukon, Prudhoe Bay, Bettles y al norte de la Dalton Highway Coldfoot) y los Territorios del Noroeste en Canadá(Yellowknife, Dawson City, Gillam, Fort Nelson o Fort McMurray), son lugares magníficos para ver las luces del norte, pero nos caen un poco a desmano. También algo complicado de llegar es a la ciudad rusa de Murmansk en el extremo noroeste del país, concretamente en la península de Kola en el mar de Barents y más o menos cerca de la frontera finlandesa.
De más fácil acceso, el sureste de la gran isla de Groenlandia (Kulusuk, Tasiilaq, Sermiligaaq, Kuummiut, Tiniteqilaaq o Isortoq) es otro lugar estupendo al que acercarnos. En Islandia (la isla Grimsey, Akureyri, Snæfellsnes o Ísafjörður) y Noruega debido a su situación cercana al mar, suelen tener bastante días nublados, pero al estar el clima influenciado por la mezcla del aire cálido de la corriente del Golfo y el aire frío del Ártico, el tiempo puede cambiar rápidamente, y con frecuencia una densa capa de nubes puede dar paso a una noche despejada. Sin embargo, en zonas interiores de Suecia y Finlandia al estar más alejados de la humedad marina, el clima es más seco y la posibilidad de nubes es menor. Varios lugares de Escandinavia son típicos para ver las auroras. En Noruega las islas Lofoten, cabo Norte , Alta, Hammerfest, Longyearbyen en la isla Svalbad y la ciudad de Tromsö, conocida como la capital de las auroras. En Finlandia, al norte de la ciudad de Rovaniemi, Ivalo y a orillas del lago Inari, y en Suecia, Kiruna y sobre todo la pequeña población de Abisko. No cabe la menor duda de que el tema económico es importante a la hora de hacer un viaje para ver este espectáculo natural. Por suerte en Europa, en los meses de invierno desplazarse más allá del círculo polar ártico no es difícil y hacerlo en avión es hasta cierto punto barato. Por ejemplo llegar a Abisko, situado a una latitud de 68° 21’ N y a 250 kilómetros en el interior del círculo polar, nos puede costar menos de 400 euros ida y vuelta desde España. En avión hasta Kiruna, vía Estocolmo, y luego un tranquilo viaje de poco más de hora y media en tren hasta la STF Abisko Turiststation, en el Abisko National Park. Situado en la esquina superior del noroeste de Suecia, en la Laponia, es una vasta extensión de llanuras, bosques, montañas, glaciares, lagos y ríos árticos. Se trata de una zona remota, salvaje y con una climatología con pocos días de nubes (marzo es el mes que menos nieva) en comparación con otras zonas nórdicas. Por todo esto, es un lugar excelente para la observación de las auroras. Además durante el día se puede practicar esquí alpino, esquí de fondo, raquetas de nieve o desplazarse en trineo tirado por perros o en motos de nieve. Y por supuesto conocer las costumbres del los habitantes de estos inhóspitos territorios, el pueblo indígena sami.
Una última opción es coger un vuelo que tenga ruta nocturna e invernal por el norte de Europa o bien vuelo desde Escandinavia a Estados Unidos o viceversa. Con un poco de suerte, y al estar más altos que las nubes, quizás tengamos la suerte de ver una aurora por la ventanilla. Por eso se recomienda coger asiento en el lado derecho del avión si volamos hacia el Oeste y al revés si lo hacemos hacia el Este.
Cuando se pueden ver...
Los mejores meses para ver auroras boreales, van desde septiembre-octubre a marzo-abril y con más probabilidad coincidiendo con los equinoccios. Según la web SpaceWeather.com, estadísticamente hablando, marzo es el mes más activo geomagnéticamente del año, y octubre está en un cercano segundo lugar. No se sabe exactamente la causa pero durante la primavera y el otoño, el campo magnético interplanetario y el terrestre se enlazan. Sobre todo la primavera es temporada de auroras. Por razones no completamente entendidas por los científicos, las semanas alrededor del equinoccio vernal son propensas a la aurora boreal. Puede ser simple cuestión de geometría: como la Tierra gira alrededor de su órbita, los polos magnéticos terrestres están inclinados y forman ángulos diferentes con respecto al Sol, y cerca de los equinoccios, el campo magnético de la Tierra está mejor orientado para "conectarse" con el viento solar. Las perturbaciones geomagnéticas tienen casi el doble de probabilidades de ocurrir en la primavera y el otoño que en invierno y verano, de acuerdo a 75 años de registros históricos de la NASA.
Los largos períodos de oscuridad y la frecuencia de las noches claras durante el inverno boreal ofrecen muy buenas oportunidades para observar las auroras. Sin embargo, durante el verano del hemisferio norte, la luz solar impide ver la aurora en las altas latitudes del norte. A medida que el Sol sube en el cielo hasta el 21 de junio y luego desciende, apenas hay oscuridad suficiente en el cielo. Es el conocido Sol de Medianoche. Aunque debido a que el polo magnético se desplaza hacia América del Norte, las auroras pueden ser vistas, incluso en verano, en esas latitudes.
El mejor momento para observar la aurora es cerca de la medianoche local, desde las 21 horas hasta las 3 de la madrugada, pero se pueden empezar a ver nada más anochecer y su duración depende de varios factores pudiendo durar desde pocos minutos hasta horas, estando incluso hasta el alba iluminando el cielo. La actividad auroral tiende a llegar en oleadas durante la noche, que son llamados subtormentas aurorales. Incluso durante un período activo, habrá momentos de calma, sin embargo, el observador paciente suele ver un nuevo estallido de actividad al cabo de una hora o dos, o incluso menos.
De todos modos, la suerte jugará un papel fundamental. Por ejemplo, dependemos de la intensidad de la eyección solar y de la posición de la Tierra respecto a ella ya que no es lo mismo recibirla escorado 45° respecto a la perpendicular de la eyección que encontrase justo enfrente. Es tan raro que coincida una gran tormenta y que venga justo de frente, que muy pocas personas vivas en las regiones más al sur de Europa o América han visto nunca una aurora boreal.
Predicción de actividad
El pronóstico de la actividad auroral predice la ubicación esperada de las formas más activas de auroras que pueden esperarse para un periodo indicado. Así como tenemos el clima terrestre, también tenemos el conocido como “clima espacial” que son las condiciones y procesos que ocurren en el espacio y que tienen el potencial de afectar el ambiente cercano a la Tierra. Estos procesos incluir cambios en el campo magnético interplanetario, eyecciones de masa de la corona del sol, y perturbaciones en la magnetosfera terrestre. Al igual que los meteorólogos registran las temperaturas, vientos y la presión para predecir el clima, los científicos observan el Sol y el entorno espacial cercano a la Tierra para pronosticar el tiempo en el espacio. Utilizando los datos enviados por naves espaciales y estaciones terrestres de todo el mundo, buscan en la superficie del Sol signos de llamaradas y CME, siguen de cerca el viento solar, miden la energía que fluye en la atmósfera y la distorsión de los campos magnéticos cerca de la superficie terrestre. A partir de estos datos, el NOAA’s Space Weather Prediction Center (SWPC), realiza una predicción del “tiempo espacial” para dar una idea de las condiciones climáticas actuales y futuras del espacio. Estos mismos datos son los que nos proporcionan la probabilidad de ver auroras.
Las auroras son fenómenos en general poco luminosos, por lo que únicamente pueden verse con cielos claros. Las auroras débiles tienen un brillo parecido al de la Vía Láctea, por ello su observación no es sencilla y se ve influenciada por variedad de factores, tales como la cobertura de nubes, la luna y la contaminación lumínica, por lo que se verán fuertemente afectadas por la ubicación y por la suerte de tener un cielo despejado.
La radiación solar viaja a la velocidad de la luz y se puede medir unos minutos después de la erupción gracias a los satélites que tenemos orbitando en los que se conocen como puntos de Lagrange. Sin embargo, las partículas causantes de las auroras necesitan aproximadamente dos días hasta que alcanzan la Tierra. Cuanto más grande haya sido la cantidad de masa expulsada mayor será la posibilidad de ver las auroras.
Gracias a los satélites que continuamente escudriñan el Sol, con es el caso del ACE, se puede predecir una aurora con varios días de antelación. El NOAA Space Weather Outlook* tiene previsiones de hasta 27 días. El pronóstico de la aurora boreal para un lugar determinado mide la actividad geomagnética prevista con el llamado índice Kp o código geomagnético que va de 0 a 9. Por ejemplo, el índice 1 se considera actividad en calma, el de 2, baja, el de 3, moderada, el cuatro activa, el 5 alta y en adelante ya se considera que hay una tormenta solar. Un índice de 1-2 ya garantiza ver las auroras encima de nuestras cabezas en las zonas dentro del ovalo auroral. Cerca de este ovalo y si el índice es bajo se verán sobre el horizonte, pero si el índice alcanza el 4 podremos también verlas encima de nosotros. Si donde estamos hay contaminación lumínica este será el mínimo índice para poder ver algo, por eso es importante alejarse de núcleos urbanos con demasiada iluminación artificial. También es interesante llevar en nuestro smartphone o tablet algún app que nos avise de una próxima actividad geomagnética importante.
Parece claro que en lo que queda de 2013 y todo el 2014 serán años buenos para ver auroras. Luego habrá que esperar otra década...
Algunos Apps gratuitos sobre alertas de auroras para SO Android
y disponible en Google Play:
-Aurora Forecast de TINAC Inc.
-Aurora Buddy de Combatdave.
-Aurora Forecast de Appex
*http://www.swpc.noaa.gov/ftpdir/weekly/27DO.txt