viernes, 14 de abril de 2006

Crónicas Viajeras: Perú y Ecuador(y II)

Aquí estoy de nuevo, amigos. Sigo mi ruta por tierra de los incas.

Llegué a Quito y lo cierto es que me quedé impresionado. Toda la capital estaba tomada por militares y policías que impedían a grupos de manifestantes contra el Tratado de Libre Comercio acercarse al Palacio Presidencial. Las fuerzas de seguridad ocupaban calles, iglesias, plazas, restaurantes...Me pregunté que quién me mandaba ir allí.

Para colmo las imágenes de TV eran de extrema violencia contra los indígenas que cortaron las principales arterias del país. Pensaba que no podría ir al mercado indígena del sábado en Otavalo, pero...el viernes al mediodía levantaron el bloqueo y pude ir el sábado por la mañana. Los fieros manifestantes anti TLC se mostraban amables detrás de sus puestos de venta, con cara de no haber roto un plato en su vida.


Como la presión disminuyó pude ver Quito, sobre todo su parte antigua que es la más interesante. Subí al Panecillo, un cerro que domina la ciudad, y vi el panorama que la niebla me permitió. Ah, también fui al monumento de la Mitad del Mundo, allí donde se juntan los dos hemisferios. Por supuesto que me hice la típica foto turista con un pie en cada hemisferio.

Luego fui hasta Latacunga, ya en la llamada avenida de los volcanes. No fue una buena idea, pues en plena temporada de lluvias no pude tan apenas ver el volcán Cotopaxi. Y al no haber gente las agencias no organizaban ninguna excursión. Para justificar el viaje me fui a ver la laguna Quilotoa, a la que se llega tras llegar en bus hasta Zumbahua (aldea remota) y luego alquilar una camioneta hasta Quilotoa. Es una aldea indígena junto al borde de un cráter en cuyo fondo está la laguna, de preciosas tonalidades verdes.


Mi siguiente parada fue Baños, una ciudad balneario muy tranquila donde uno se relaja y no siente la psicosis de robo que te transmiten en otras partes. Me subí a un monte frente al volcán Tungurahua, un volcán activo de más de 5000 metros de altura. Aunque he visto volcanes humeantes en otras ocasiones, reconozco que la escena de un volcán lanzando sus fumarolas hacia el cielo siempre me fascina.

Y ahora estoy en Cuenca. Aquí no hay casas colgadas ni una ciudad encantada en las cercanías, pero es una histórica ciudad de preciosos edificios coloniales y templos. Ah, sus habitantes son cuencanos, no conquenses...


Hoy he visitado las ruinas incas de Ingapirca. No son grandiosas como el M. Picchu, pero he disfrutado entre sus muros sin el agobio de cientos de turistas. Las llamas pastando los verdes prados aportaban el toque bucólico.


Mañana es tal vez el día más tedioso de este viaje que ya acaba, pues me toca un palizón de autobuses y pesados controles y trámites para llegar hasta Perú. El lunes vuelvo a España, a ver si hasta entonces me da tiempo de visitar Trujillo y alrededores.

Ricardo Lafita

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